Por todo el mundo están naciendo iniciativas que tratan de convencer a los más escépticos aportando razones para justificar que desde las edades más tempranas los estudiantes deberían aprender a programar, no solo por las posibilidades laborales que se abren en su horizonte, sino porque a lo largo de su vida tendrán que interactuar con miles de objetos programables. Pero aprender a programar y a crear aplicaciones software no solo prepara a los jóvenes para estudios y profesiones técnicas y científicas, sino que los ayuda a desarrollarse como pensadores computacionales, es decir, personas que pueden aprovechar los conceptos y prácticas computacionales en todos los aspectos de sus vidas.

«Enseñar a nuestros niños y jóvenes a programar para que las máquinas del futuro hagan lo que ellos quieran parece mejor idea que dejar que ocurra justo lo contrario.» J. Paul Gibson.

Además, en los últimos años se han impulsado planes por todo el planeta que ponen el foco en la inminente demanda masiva de estudiantes bien formados en informática y comunicaciones con un alto nivel de programación (por ejemplo, se estima que en Estados Unidos en el año 2020 se requerirán 1.4 millones de programadores y tan solo habrá 400.000 estudiantes de informática en las universidades). Así, en el año 2012, varias personalidades estadounidenses, como Bill Clinton, Al Gore, Bill Gates (Microsoft), Mark Zuckerberg (Facebook), o Eric Schmidt (Google), lanzaron la iniciativa Code.org, que recauda fondos y reúne voluntarios para formar a los docentes de su país en las nuevas técnicas del desarrollo de software de manera que los estudiantes más jóvenes aprendan a programar desde edades tempranas y puedan incorporarse con garantías al mercado laboral en los próximos años.

Nuestro proyecto sigue esta misma línea y trata de ofrecer a nuestro alumnado la posibilidad de aprender los fundamentos del pensamiento computacional y el desarrollo de software desde muy pronto, lo que representa una gran oportunidad para su futuro laboral y, del mismo modo, estimula su iniciativa emprendedora al impregnar las clases con un cierto espíritu Start-up.