Todo comenzó hace unas semanas dentro del aula de 1º de la ESO del IES Polígono Sur.

Tras trabajar con ellos durante meses  distintas aplicaciones y recursos, por fin dimos el paso y comenzamos a «programar para aprender» con Scratch.

En esta entrada del blog del centro os cuento cómo empezó. Pero en esta ocasión me gustaría escribir sobre los resultados que de momento estamos observando.

El primer contacto lo tuvimos con la pizarra digital. Entre todos fuimos creando una historia. Cada uno iba acercándose para hacer algo y, como todo era nuevo, unos ayudaban a los otros.

Es curioso porque al principio todos preguntaban… «Maestro..¿qué tengo que hacer?». Esperaban que les dijera lo que tenían que crear y mi respuesta era siempre la misma: «¿Qué quieres hacer tú?». Y no creáis que les hacía gracia la respuesta. Era más cómodo seguir instrucciones que inventar su propia historia.

Nuestra primera creación no fue espectacular, pero quizás para ellos si lo fue. Se llevaron más lecciones que las evidentes: crearon su historia, se ayudaron y lo mejor de todo, se divirtieron aprendiendo.

Durante esa primera toma de contacto ya vimos un cambio. Pasamos de una clase en la que pocos tenían interés, a tener un alumnado con ganas de salir a la pizarra para crear algo. Del individualismo al trabajo colectivo y colaborativo.

Pero los resultados no solo se ven en el alumnado, sino también en el profesorado, como una de las profesoras, que al terminar me comenta: «para este verano ya tengo mis deberes… aprender Scratch».

Es muy satisfactorio tener la oportunidad de vivir estos momentos y poder ayudar a otros profesores de mi centro a experimentar lo que, con otros grupos en mis clases, yo también he vivido.

Con esta entrada espero animaros a incluir la programación en vuestras clases.

Aunque requiera esfuerzo y tiempo, la recompensa es mayor.

Os seguiremos contando la evolución. ¿Nos cuentas la tuya?