Dentro del ciclo formativo de grado medio de informática, Sistemas Microinformáticos y Redes, existe un módulo, denominado Horas de Libre Configuración, cuyo contenido es consensuado por el departamento de informática.
En mi centro, IES Polígono Sur (Sevilla), se tomó la decisión de, por lo menos un trimestre, impartir una introducción a la programación, dado que se consideraba que este aspecto no es abordado en el ciclo y era importante.
La experiencia de cursos anteriores no fue buena. El profesorado se encontraba con alumnado que en muchos casos no tenían la capacidad y motivación requerida para asimilar esos conocimientos. También encontraba gran dificultad por transmitir dicha destreza, dado que para enseñar a programar era necesario explicar la sintaxis de un lenguaje de programación a estudiantes que, en su mayoría, nunca habían creado un programa y, para complicar aún más la situación, todo ello había que realizarlo en un tiempo récord.
El resultado era evidente: el alumnado presentaba dejadez, desilusión, un número elevado de faltas de asistencia, evaluaciones negativas…
Todo esto motivó que, al plantearme impartir dicho módulo y recibiendo el feedback tanto del profesorado como del alumnado de cursos anteriores, decidiera que quizás una herramienta como Scratch podría dar un giro a la tendencia establecida en el módulo.
Como tenía experiencia con Scratch y dado el perfil más técnico de este alumnado, decidí trabajar con una herramienta parecida aunque aparentemente más potente, Snap.
Esta herramienta está basada en Scratch, aunque incorpora una mejora significativa, permite la creación de bloques personalizados.
Las conclusiones hasta ahora son las siguientes:
- El alumnado es capaz de aprender a utilizar la herramienta en poco tiempo, siendo ellos mismos capaces de, tras unas nociones básicas, seguir aprendiendo de forma autónoma.
- El cambio de actitud, con respecto a cursos anteriores ha cambiado radicalmente. Esto es aún más visible en el alumnado repetidor.
- La motivación es altísima. El alumnado trabaja por propia iniciativa y reclama más conocimientos para poder desarrollar sus proyectos.
- Se aumenta la creatividad del alumnado, lo cual es visible en los proyectos que crean.
- Se ha fomentado la cooperación y el aspecto colaborativo. Se pasa de un escenario en el que la única figura para la resolución de dudas y problemas era el profesorado a otro en el que cualquiera puede resolver los problemas del resto.
- El alumnado aplica metodologías ágiles de desarrollo de software desde el primer día.
- Al no tener que aprender un lenguaje de programación específico, sino poder utilizar uno visual e intuitivo, la adquisición de destrezas y la obtención de resultados son sorprendentemente rápidos. Aprenden a programar a la vez que obtienen programas / videojuegos cada vez más complejos, en tiempo récord.
- Es posible atender a la diversidad de forma sencilla. Cada estudiante puede trabajar a su ritmo. Al alumnado que termine más rápido se le pueden plantear nuevos requisitos en su aplicación/videojuego, de manera que se puede dedicar más tiempo a trabajar con los que tengan más dificultades.
Por ello, puedo aseguraros, según mi experiencia, que este tipo de herramientas y en concreto Snap son idóneas para ser utilizadas en estos niveles educativos. Si tienes la oportunidad, no lo dudes y lánzate, ¡no te arrepentirás!
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