Con los fondos recibidos gracias al premio Google RISE 2016, en Programamos pusimos en marcha el proyecto recoDery: healing with coDe (que podríamos traducir como recuPeración: curando con la Programación), una iniciativa con la que tratamos de contribuir al bienestar de los niños y niñas que se encuentra ingresados en el hospital a través de talleres de programación y de robótica.
Tras llegar a acuerdos con el Servicio Andaluz de Salud y el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, nuestra formadora Alejandra Sánchez acude al hospital dos días en semana para enseñar a los niños y jóvenes a programar sus propios videojuegos y aplicaciones, y para acercarles al mundo de la robótica jugando y programando diferentes tipos de dispositivos adecuados a sus edades.
Tras estos primeros meses de puesta marcha, valoración inicial y primeros ajustes, en las próximas semanas pretendemos realizar un estudio que compruebe el impacto que los talleres producen en el bienestar de los participantes, para lo que entrevistaremos a pacientes, familiares y profesionales sanitarios del hospital.
Nuestro objetivo es que los resultados de dicho estudio, que esperamos que confirmen las impresiones que recibimos a diario en los talleres, nos ayuden a llegar a muchos más hospitales de nuestro país.
Como os podéis imaginar, para el equipo de Programamos este proyecto está siendo muy emotivo y muy gratificante, tal como nos cuenta Alejandra de primera mano:
Si algo he comprobado a lo largo de estos meses, es la capacidad que estos niños tienen para sobreponerse a situaciones nada fáciles y seguir siendo eso, sólo niños. Cuando los ves, dibujando, charlando con sus padres, jugando o participando en nuestro taller te das cuenta de las lecciones tan grandes de vida que nos dan a los adultos, de la fortaleza que tienen para sobreponerse a operaciones y enfermedades y estar esa misma tarde jugando de nuevo. En el caso de nuestro taller, esas ganas de salir adelante se ven reflejadas a menudo.
Recuerdo la historia de un niño, quien mientras programábamos un videojuego, quería que todos los objetos fuesen muy grandes, “muy gordos”, porque él de mayor quería ser gordo. Sus problemas digestivos, que le habían llevado a su ingreso, hacían que incluso en el desarrollo de los videojuegos buscase ese sueño de la recuperación.
También ha habido momentos que no han sido fáciles, ver niños que un día les apasionó el taller y que al día siguiente no pueden participar porque su ánimo no les invita a nada más que una pequeña charla,… o chicas que no han podido realizarlo por tener prohibido el acceso a los ordenadores debido a diversos problemas en la alimentación,… Pero, sin duda, esta se trata de una experiencia muy gratificante, muy cambiante en lo estrictamente profesional, ya que el hecho de no ser un taller establecido al que un grupo de niños se ha apuntado, hace que cada día sea diferente, no sabiendo al entrar con qué saco de historias contarás al salir pero que, sin duda, aporta mucho a su bienestar y es un elemento más para los niños en la no fácil tarea de llevar una enfermedad y su consecuente hospitalización.
No me gustaría cerrar esta pequeña reflexión sobre nuestro trabajo en el Hospital Universitario Virgen del Rocio, sin hacer una mención a los familiares, en especial a esos mamás y papás que día a día pasan al lado de la cama de sus hijos, y para quien hemos sido en ocasiones una isla de descanso, pudiendo salir a hacer recados o descansar, mientras los niños participan en el taller, o quienes han contado con nosotros para contarnos la evolución de su hijo y el desgaste que supone, siempre con una sonrisa en la cara cuando su hija o hijo le enseñaba lo que había programado en el taller, sin duda, padres de una entereza y sonrisa eternas.
En definitiva, señalar que el desarrollo del taller desde el punto de vista de quién lo imparte, es muy gratificante, ver cómo unos niños, que te dan lecciones a cada instante, disfrutan creando sus propios videojuegos, cómo repiten en muchas ocasiones, aunque lo mejor es no querer volver a encontrarlos allí y cómo los padres toman nota de dónde encontrar más modos de seguir programando videojuegos,… en resumen, es un modo de apoyar la recuperación de estos niños, haciéndoles olvidar por un instante, dónde y por qué se encuentran allí.
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