Hace unos meses ocurrió una anécdota con Hadi Partovi, fundador de Code.org, cuando un conductor de Uber le llevaba al aeropuerto a las 05:30 am. El conductor le comentó que era profesor de matemáticas y que antes de ir al instituto tenía que dedicar unas horas a trabajar para esta empresa de transporte para poder llegar a fin de mes. La Uberización llegando a la educación:

El proceso de Uberización de la educación es uno de los desastres analizados por Audrey Watters en su artículo Las 100 peores debacles de la década sobre tecnología educativa. Así, existe un movimiento global -también en España- que defiende que terminar con las regulaciones en el mundo educativo y, especialmente, con el modelo de escuela pública, haría que naciera el Uber de la educación, «un nuevo modelo que empodere a las personas», en palabras de la anterior Secretaria de Educación de los Estados Unidos. Sin embargo, Audrey Watters nos recuerda en su artículo que si algo hemos aprendido «tras una década de economía colaborativa, es que se ha demostrado que se basa en la explotación, no en la innovación»:

Y, por supuesto, muchos docentes se encuentran trabajando como conductores de Uber mientras luchan para llegar a fin de mes con sus salarios. De hecho, Uber tiene campañas de marketing dirigidas directamente a docentes, alentándolos a hacer de la compañía de viajes compartidos su segundo trabajo, y ofreciendo a los docentes en algunas ciudades donar un pequeño porcentaje de cada tarifa de viaje a sus aulas.

Desde luego, como ciudadano y aunque solo fuera desde un punto de vista exclusivamente egoísta, yo preferiría que los docentes de mis hijos tuvieran un sueldo y unas garantías que les permitieran dedicar sus horas libres a descansar, a vivir, a aprender más y a preparar mejores clases, y no que tuvieran que buscar un segundo empleo precario para poder sobrevivir. ¿De verdad como sociedad queremos ir hacia el segundo escenario? ¿Quién gana con una situación así?

En cualquier caso, aunque hayamos comenzado el texto con el tweet de Hadi Partovi, esta entrada no debe entenderse como una crítica a Code.org. Muchos de sus recursos son fantásticos y de hecho los recomendamos muy a menudo en nuestros cursos y jornadas. Pero a veces no hay que olvidar que los intereses de la industria y de la educación puede que no estén totalmente alineados en todas las cuestiones, por lo que es importante que en iniciativas como la Semana Europea de la Programación o la CSEdWeek exista representación de entidades de ambos mundos.

La imagen de cabecera es una obra derivada de
la original de Humphrey Muleba en Unsplash