Nuestra amiga Rita Barrachina acudió el pasado 21 de mayo a la VIII Jornada de Programació i Robòtica Educatives, que se celebró en el Citilab de Cornellà, y ha tenido el detallazo de enviarnos esta crónica en la que resume algunos de los proyectos e iniciativas que se presentaron durante la jornada. ¡Muchas gracias, Rita!

 

El pasado 21 de mayo se celebraba la VIII Jornada de Programació i Robòtica Educatives, que este año cambiaba de nombre pero no de espíritu. La #JEP15 me fascinó tanto que no me pude resistir a volver este año. Y, de nuevo, fue un verdadero lujo compartir el día con docentes motivados en un espacio tan agradable.

Este año, en su octava edición, asistían a la Jornada unas 300 personas: unas 100 se quedaron sin plaza. Y, como siempre, hay tantas ponencias y talleres, que hay que elegir. El primer bloque al que asistí (1B, primaria) trataba de inclusión y de música programada. El segundo (2B, primaria), trataba de transversalidad en el aula: se exponían experiencias de aprendizaje basado en proyectos (ABP) e introducción de la programación como herramienta transversal para tratar diversas materias. Y para completar el menú, me apunté al taller de Snapi!

Eduard Muntaner nos hablaba de la Iniciativa “Inventors 4 Change”. Hace unos diez años, Eduard se fue a la Índia de voluntariado como ingeniero y se descubrió como educador. Y empezó a introducir Logo a los niños y niñas de zonas empobrecidas porque aún no existía Scratch. Pero cuando volvió a Girona, se puso a trabajar con los niños y niñas empobrecidos de aquí y, diez años después, niños y niñas indios y gerundenses trabajan en equipos mixtos a través de Scratch. Además de aprender programación y colaborar en proyectos, aprenden idiomas y culturas.

En el bloque 1B también estaba el Consorcio de Educación de Barcelona hablando de inclusión y, según su experiencia, la programación y la robótica son disrupciones inclusivas. Resulta que los niños “más difíciles” (que se concentran poco, muestran poco interés y/o son más impulsivos de lo habitual) muestran más integración al grupo y hasta llegan a controlar mejor su impulsividad. Sorprendidos, explicaban como estos niños ayudaban más a los otros y concluían que la programación y la robótica educativas permiten el desarrollo de la autonomía, fomentan el trabajo entre iguales y, que de todo ello, resulta un aprendizaje colectivo.

La tercera ponencia del bloque 1B hablaba de música con Makey Makey. Eduard Masdeu es profesor de primaria e imparte música. Después de aludir a “El mito del nativo digital”, nos explicó su experiencia en el aula a través de tres experimentos: la partitura sonora, los vasos musicales y los bongos. Después de destacar de su experiencia que la programación y la robótica conjugan creatividad, interés y respeto por el trabajo de los demás, Eduard concluía diciendo que ser nativo digital no significa necesariamente tener destrezas digitales y que es fundamental un ambiente lúdico en el aprendizaje, pero que no tenemos que olvidar que las herramientas son eso, herramientas, no objetivos.

Después de comer, asistí a las ponencias del bloque 2B y a los talleres. En las ponencias, tres escuelas nos presentaban sus experiencias. La escuela Regina Carmeli de Horta (Barcelona) hablaba de cómo empezaron a introducir Scratch a los alumnos del centro en pequeñas sesiones porque intuyeron el potencial motivacional y transversal de la herramienta. Y destacaban que hay un malentendido entre diversión y utilidad.

La escuela Riera de Ribes explicaba que en su escuela no tienen libros: trabajan por proyectos y colaboran con diferentes profesionales para poner en valor el conocimiento y buscar el talento en las personas. El objetivo es enseñar a pensar personalizando el aprendizaje en función del interés. Además de usar tecnología, se habla a los niños y niñas de la historia de la tecnología para entenderla y hacer un buen uso de ella.

En la última ponencia del bloque, la escuela Projecte de Barcelona nos hablaba de su proyecto “Atiramat, construïnt el parc somiat” (Atiramat, construyendo el parque soñado). La iniciativa salió no de lo que los niños y niñas querían aprender sino de lo que querían resolver. Se dieron cuenta que el parque de al lado del cole tenía algunos déficits y, después de encuestas a los usuarios del parque, mandaron una carta al Ayuntamiento que, a su vez, les pidió propuestas de cambio. Además de tratar datos y representarlos, escribir cartas formales, los alumnos hicieron maquetas con robots, crearon un himno para el parque y hasta llegaron a hacer un videoclip que resume, a la perfección, todo el trabajo hecho. Exquisita experiencia.

Yo finalicé la Jornada con el taller de Snapi! Había más, pero es que hay que elegir. Lo escogí porque estoy trasteando Snap! y esto de las APIs me parece fascinante: tiene muchas posibilidades. Snap! es como un Scratch, de hecho, nacen del mismo código. Cuando se pasó de la versión 1.4 a la 2.0 online, algún lumbreras tuvo la idea de crearlo con Flash. Así que, desde la universidad de Berkeley, decidieron crear un nuevo Scratch pero con HTML5 y Javascript. El resultado es Snap!, un Scratch más potente y con el que podemos visualizar proyectos tanto en entorno web como móvil. Por contra, Snap!, de momento, carece de editor gráfico y de sonidos, y no tiene la vasta comunidad online que tiene Scratch. De momento, no se puede tener todo pero no pasa nada: todo a su tiempo.

Por último, destacar que, cada año en la Jornada, alumnos de colegios e institutos exponen sus inventos. Este año había robots futboleros, máquinas de alimentar mascotas, Twister digitales, cambiadores inteligentes para bebés, puentes levadizos, maquetas lunares, etc. Como siempre, un lujo de Jornada 🙂

Más información en el hashtag: #JPRE16